Home
Institucional
Efemerides
Revista
Artículos
Galería de Fotos
Bibliografía
Miscelaneas
Material Editado
Taller de Historia
Noticias
Sabías que ...
Comisión Directiva
Contacto
 
 
 

Los Irlandeses en Villa Devoto  (1ª parte)
El Hurling, un deporte practicado en nuestro barrio
                                                                                                                                         Por Alberto Gawronski

Llegada de los irlandeses a Argentina.

Los primeros inmigrantes irlandeses llegan al Río de la Plata a fines del siglo XVIII y principios del XIX, fueron pocos y llegaron en forma individual.

En 1825 se produce el primer arribo de 200 personas pertenecientes a familias escocesas que vinieron contratadas por una empresa y se asentaron al sur de Buenos Aires.

Hacia fines de la década del 30, la situación económica en Irlanda era muy complicada. Había habido problemas con la cosecha de la papa, principal sustento alimenticio de los habitantes de la isla, en los años 1817, 1820, 1822 y 1830. Eso produjo hambre y pobreza. Los irlandeses empezaron a emigrar. La mayoría lo hizo a los Estados Unidos, Canadá y Australia donde se radicaron en las grandes ciudades. Un grupo más pequeño, habiendo escuchado historias sobre lo bien que le había ido a algunos de sus coterráneos que se habían aventurado solos hacia un lugar ubicado en la parte más austral del continente americano, decidieron buscar su destino en Argentina. La llegada de estos grupos de familias irlandesas a fines de la década del 30, es considerada la segunda inmigración más antigua del país de origen europeo no español.

Estos recién llegados en su gran mayoría no se quedaron en la gran cuidad como lo habían hecho sus compatriotas que habían emigrado a otros países. Muchos se fueron a vivir a la campaña, en la llamada frontera con el indio, dado que no contaban con suficientes recursos económicos y además las tareas rurales les eran familiares. La mayor parte comenzó trabajando como peones en estancias de Buenos Aires y empezaron a criar ovejas, algo que hacían en su tierra natal. El estanciero les daba una buena cantidad de ovejas – podían ser de 600 a 1.000 ovinos – y el patrón se quedaba con dos tercios de los corderos y la lana. Los irlandeses que vivían en ranchos de adobe, se quedaban con el tercio restante de los corderos y la lana y en un período de unos 10 años o algo menos salían adelante y se podían comprar algún campito. En ese tiempo había gran demanda de lana y los irlandeses con el tiempo se transformaron en productores independientes y en no pocos casos, llegaron a ser importantes estancieros.

Recién en 1844 al llegar desde Irlanda el padre Antonio Fahy para actuar como capellán de la comunidad irlandesa en el país, es cuando estos descendientes de celtas se empiezan a aglutinarse entre ellos. Este sacerdote dominico, cobró singular importancia para la colectividad irlandesa por su preocupación y acciones en beneficio de niños, enfermos, ancianos y huérfanos. Solitariamente desempeño su actividad tanto en la ciudad como en el campo hasta 1948 cuando se impulsa la llegada de nuevos sacerdotes irlandeses. Más tarde en 1856 logra que lleguen hasta esta tierra las Hermanas de la Misericordia. El padre Fahy muere a causa de la fiebre amarilla, contraída al dedicarse a socorrer a los enfermos atacados por la terrible epidemia que asoló a Buenos Aires en el año 1871.

Entre 1845 y 1850 en Irlanda nuevamente se pudren las cosechas de papas, pero esta vez en varios años consecutivos. El principal alimento vegetal de los campesinos era ese vegetal debido a que la plantación y cosecha requería poco trabajo y en una pequeña superficie se podía producir una gran cantidad. El 70 % de la población rural de la isla en ese entonces correspondía a labradores y a propietarios de no más de 2 hectáreas de tierra. Es el momento más dramático en la historia de Irlanda. A ese período se lo conoce como “The Great Famine” (la gran hambruna). Habitaban la isla alrededor de 6.500.000 personas. Mueren más de un millón de irlandeses y más de un millón quinientos mil emigra. Se estima que uno de cada tres de los que partieron huyendo del hambre no llegaron a sus nuevos destinos.

La decisión tomada por algunos de estos emigrantes en su busca desesperada de un nuevo lugar donde vivir, fue la de trasladarse a la austral Argentina movidos por los vínculos existentes con los irlandeses que ya residían en esa nación. Como en la primera emigración, una pequeña parte de ellos llegaron a Buenos Aires. Algunos porque ya tenían parientes o conocidos aquí y otros porque el primer barco que pudieron abordar para escapar de la situación desesperada, venía al Río de la Plata. Al llegar estos grupos, también gran parte se va al campo y se consolida la presencia de la colectividad en Mercedes, Navarro, San Andrés de Giles, Carmen de Areco, Capitán Sarmiento, Arrecifes, Capilla del Señor, Junín, Suipacha, San Antonio de Areco, Salto, Venado Tuerto.

Como menciono precedentemente, la falta de alimento fue el factor decisivo de la emigración irlandesa, pero con posterioridad a la The Great Famine, se eliminó la práctica de la subdivisión agrícola decidiendo reemplazar la labranza de la tierra por el pastoreo de ovejas y vacunos. La tierra era heredada por un hijo y los hijos más jóvenes se quedaban sin otra opción que emigrar. Por lo que la llegada de irlandeses continuó en años posteriores hacia distintos destinos en el mundo, uno de los cuales era Argentina.

Hoy en día Argentina es el país de habla no inglesa con descendientes de irlandeses que ocupa el quinto lugar en el mundo cuando se toma el conjunto de todas las naciones. En nuestro país se calcula que habitan más de quinientos mil de sus descendientes

Estos inmigrantes que tan bien se adaptaron a estas tierras, sin embargo extrañaban su deporte preferido: el hurling. Si Ud. conoce el carácter de los irlandeses se dará cuenta a leer como se practica este juego, porque les gusta tanto.

Desarrollo del hurling en el país

El Hurling, es considerado el deporte nacional en Irlanda. Según un historiador sus inicios se remontan en la isla esmeralda al año 1894 Antes de Cristo. Hay leyendas del tiempo de los druidas que giran alrededor de partidos jugados antes de entrar en batalla. Atrae más público a los estadios que el que convoca el fútbol o el rugby. En los partidos más importantes pueden llegar a concurrir unas 80.000 personas. La zona más tradicional y donde se congregan los equipos más fuertes es la región sudoeste de la isla. Los inmigrantes irlandeses que llegaron a nuestro país provienen en su gran mayoría de esa región.

En un partido de hurling, se enfrentan dos equipos de 15 jugadores cada uno, el campo de juego puede medir de 124 a 145 metros de largo y de 75 a 90 metros de ancho Los arcos son similares a las haches que se usan en el deporte de la pelota ovalada. Cada jugador entra a la cancha con un hurley (Cám o caimán en galeico), un palo parecido a los que se usan para jugar al hockey sobre césped, pero más corto (91 cm.) y bastante más ancho en la parte de la curva que es con lo que se impulsa la pelota. Esta, a la que se denomina sliotar, es parecida a una pelota de béisbol, de 20 a 25 cm. de circunferencia. La pelota puede agarrarse con la mano y luego impulsarla con un golpe de puño a con el palo hacia un compañero o tirar al arco. Hay muy pocas reglas, siendo una de ellas la que prohíbe dar más de tres pasos con la pelota en la mano. Se marcan goles si la pelota pasa por la parte inferior del arco con forma de hache y puntos si la pelota pasa por la parte superior. Cuando se acumulan tres puntos se convierten en un gol. Es un deporte muy veloz, de mucho contacto personal y por lo tanto muy recio. En la actualidad muchos de los jugadores juegan con cascos, similares a los que usan los ciclistas. El hurling es considerado a nivel mundial como el deporta más veloz, entre los que se juegan sobre superficies de césped. Su duración es de sesenta minutos dividida en dos tiempos iguales con un intervalo de diez minutos. Existen algunos equipos fuera de Irlanda, como en Estados Unidos y Australia, pero prácticamente se juega a nivel popular solamente en su país de origen.

El deporte del hurling comenzó a practicarse en nuestro país, en el interior de la provincia de Buenos Aires, recién en los años 1887 y 1888, entre grupos radicados en nuestro país y sus descendientes.

El 5 de Agosto de 1900 se jugó en la actual plaza Irlanda en primer partido de exhibición para el público y en la misma fecha quedo constituido el primer equipo estable de ese deporte en la Argentina, el cual se lo denominó Buenos Aires Hurling Club. Esta fecha de 1900 o una de 1901, podría llegar a ser considerada en un futuro como la del inicio del actual Hurling Club dado que los jugadores del Buenos Aires Hurling Club son en parte los que el 11 de Agosto de 1922 figuran como fundadores de la Federación Argentina de Hurling. Se están revisando cuidadosamente estos datos pues hay una nota publicada en el año 1926 con una foto de The Southern Cross, el periódico de la colectividad que se publica desde 1875, que muestra los festejos del 25 aniversario de la creación de la primera Federación Argentina de Hurling. Es decir que el Buenos Aires Hurling Club, fundado como club para practicar el deporta nacional de Irlanda, podría llegar a ser el antecesor del actual Hurling Club.

Su cancha en Villa Devoto

El 11 de Agosto de 1922, se alquila al banco de la Nación Argentina un predio deportivo que esa institución tenía en la calle Carrasco en el barrio de Floresta. Se acondicionan los terrenos alquilados y se planean dos canchas de hurling, canchas de tenis, juegos para niños y salón de té. La inauguración se hizo el 15 de Octubre.

Pero pasan solo veinte meses de instalados jugando al hurling, tenis, bochas y pelota a paleta en un cercano frontón de la calle Ramón Falcón, cuando en Abril de 1924 llega la orden de desalojo por decreto municipal, porque se tenían que abrir y pavimentar calles en la zona. Ante el desalojo se empieza a buscar otro lugar que no esté muy lejos ni a más de 20 cuadras del predio de Carrasco, alejándose de la avenida Rivadavia, se ubican unos terrenos de 30.000 yardas cuadradas ubicadas en Villa Devoto. Estaban en la calle Santo Tomé, casi en la intersección con Sanabria y se vendían a cuatro pesos la yarda. El presidente de la Federación, no puede convencer a los asociados para que se embarquen en la compra total del terreno. Unos opinaban que la zona era alejada y descampada. Otros opinaban que era mejor alquilar. Finalmente se arriendan parte de esos terrenos, con entrada sobre la calle Santo Tomé 4164. Pasó muy poco tiempo y los terrenos que no se compraron por aquel precio original, se empezaron a vender a veinte pesos la yarda.

El 13 de Julio de 1924, Villa Devoto se vistió de fiesta. Los irlandeses contaban otra vez con el club donde seguir juntándose. En el predio de Santo Tomé y ante una nutrida concurrencia, Monseñor Ussher bendijo las instalaciones, siguieron los consabidos discursos y se inauguraron las instalaciones con un partido de hurling entre Capilla Boys y Ex alumnos de Saint Patricks Mercedes. Aparte de ese deporte, en el club también se practicaba tenis y bochas.

La vida en el club en Devoto se caracterizaba por los ardorosos campeonatos de hurling y las frecuentes visitas que hacían los jugadores de los equipos al Hospital Zubizarreta para que les pongan algunos puntos de sutura o algún yeso. Los sábados y domingos, la guardia del nosocomio tenía más trabajo que el de costumbre. Algunos problemas menores se suscitaban en los bailes después de los partidos, pues en cada jornada para aprovechar la cancha se disputaban dos partidos y por la tanto en el baile posterior había jugadores de cuatro equipos diferentes. Alguno había tenido roces con un rival en la cancha, iba y sacaba a bailar a la novia de ese rival. Como las chicas en ese entonces no podían rechazar la invitación a bailar, aceptaba danzar, el novio al finalizar la pieza debía ir a pedir explicaciones. Algunas de estas discusiones terminaban en la parte de atrás del club cruzando algunas trompadas.

Pero nuevamente llega la amenaza de la apertura de calles. Y la de un probable desalojo. A fines de 1942 una asamblea decide emitir bonos contribución, para empezar a juntar dinero parea comprar un terreno y afincarse definitivamente en un lugar. Jack Dowling que presidía la institución en esos momentos le da el gran impulso a esta acción y para fines del año 1945 se había juntado la plata suficiente y el 12 de Noviembre de 1945 se compran las siete hectáreas que el Hurling Club ocupa actualmente, efectuándose la escritura en el mes de diciembre. La mudanza se hace a pulmón y lleva tiempo. Se empieza a mediados de 1946 y recién el 25 de Mayo de 1948 se puede hacer la inauguración oficial. Ese día se jugaron dos partidos con clubes muy allegados al Hurling: al hockey con los chilenos del club Manquehue y al rugby con los amigos de Pacific, hoy San Martín.

Finalmente en su club propio, ya no tenían que alquilar más y ése día fue fundamental en su existencia

Agradecimiento por la colaboración del Sr. Robbie Mc Cormack en la investigación de este artículo.